Ser voluntaria en los proyectos que dirige 32 Volcanes ha sido una de las experiencias más gratificantes y, honestamente, transformadoras de mi vida profesional y personal. Comencé a involucrarme por primera vez como estudiante de español en 2005, cuando Carmencita, Roney y los proyectos aún formaban parte de la escuela de idiomas. Desde el primer momento, me impactó la pasión y dedicación de Carmencita y Roney, ¡aunque en ese entonces hablaba MUY poco español!
Con el tiempo, mi participación se profundizó a medida que continué como voluntaria y asumí más responsabilidades, llegando a coordinar la Guardería/Centro de Apoyo Familiar. Ver cómo antiguas participantes del programa se han convertido en maestras y líderes del Centro de Apoyo ha sido uno de los logros más felices que he presenciado en Xela. Ellas están retribuyendo a su comunidad y son una inspiración para los niños que actualmente forman parte del programa.
Como trabajadora social, valoro profundamente cómo 32 Volcanes entiende la interconexión entre los problemas e intervenciones educativas, de salud y medioambientales. Cada proyecto de 32 Volcanes es impulsado por la comunidad y enfocado en lograr un cambio a largo plazo.
Después de casi 20 años de colaboración, sigo comprometida con los proyectos y la visión de 32 Volcanes. Continúo apoyando a la organización tanto en el terreno como desde mi rol en la junta directiva de la Fundación Todos Juntos. He sido testigo de su impacto—no solo en cifras, sino en las vidas y las historias de las personas y comunidades a las que sirven. Están transformando Guatemala, niño por niño, paciente por paciente, huerto comunitario por huerto comunitario. Me siento orgullosa de haber sido parte de esta historia y espero con entusiasmo muchos años más de colaboración.